Entre las personalidades ilustrísimas que alguna vez pasaron por nuestra ciudad, pondremos de resalto la visita que realizara el 30 de septiembre de 1947 el poeta cubano Nicolás Guillén.
La Agrupación Artística Maná, junto con el Jockey Club Azul, fueron las dos instituciones que se unieron para recibir a tan digno hacedor de las letras y la cultura hispanoamericanas.
Un repaso por los diarios de la época muestra la expectativa que la llegada de Guillén generaba en una comunidad por entonces muy afecta a la lectura, y en especial al decir poético, puesto que parecía que el pulso vital de ciudad provinciana de entonces volvía propicio un tiempo para la palabra bien dicha.
En efecto, no eran pocos los azuleños que se reunían para la lectura o disfrutaban en soledad de las connotaciones y juegos del lenguaje en los que un hábil maestro como don Nicolás Guillén sabía adentrarse, en amalgama de gozo estético pero también de compromiso y reivindicación, en especial de su raza y su condición de mestizo.
El diario El Tiempo en su edición del 26 de septiembre anunciaba por primera vez esta presentación.
“Singular expectativa ha despertado este recital poético, -aseguraba- en virtud de las cualidades sobresalientes de Guillén, descontándose que será crecido el número de personas que asistirá a esta audición, que se iniciará a las 19.30.”
En su edición del día siguiente, el matutino local presentaba una semblanza del poeta cubano, junto con la consabida reiteración de la noticia:
“Nacido en Cuba en 1902, Nicolás Guillén es hoy uno de los grandes poetas modernos de habla castellana. Desde su iniciación literaria, en toda su obra –conferencias, ensayos, artículos periodísticos y poemas-, Guillén ha sostenido la presencia del negro en la poesía española, como un modelo de expresión americana. Sus libros Motivos de Son y Sóngoro Cosongo, donde la temática y el ritmo corresponden a la danza popular cubana, son una prueba evidente de ello, y su última obra, El son entero, de muy reciente aparición en Buenos Aires, no hace más que ratificar ampliamente en la sorprendente desenvoltura de sus versos, ese propósito tan noble y firme del grande poeta cubano.
“Toda la obra de Guillén –aseguraba El Tiempo- es de un desbordante contenido humano de una frescura rítmica inimitable. Su poesía, expresiva, profundamente emotiva y tierna, es poesía valedera y trascendente.”
Los días 28 y 30 de septiembre, El Tiempo volvía a publicar la noticia en términos similares. Así daba cuenta de sumarse, como medio gráfico a lo que significaba para el acontecer cultural azuleño un hito singular.
El Diario Del Pueblo también acompañó entusiastamente, en sus ediciones previas, la proximidad de la visita de don Nicolás Guillén.
El lunes 29 de septiembre, con el título “La conferencia de Guillén”, publicaba en su sección de noticias locales: “Mañana tendrá lugar en el salón de actos del Jockey Club de Azul, a las 19.30, la conferencia que sobre el tema Recital comentado de mis poemas ofrecerá el célebre poeta cubano Don Nicolás Guillén”.
Y a la hora de hablar de sus condiciones literarias, sostenía el vespertino:
“Guillén expresa una cifra originalísima en la literatura cubana y desde luego en la literatura del continente. Más que un poeta ‘negro’ en la acepción racista y excluyente del vocablo, encarna el mestizaje espiritual de Cuba, originado por la convivencia de dos razas pobladoras, la blanca y la negra –el amo y el esclavo- fundiéndose y soldándose en un proceso de transculturación que aún se halla en pleno desarrollo.
En el orden técnico, Guillén ha incorporado el ritmo del son al romance español, ensayando con éxito sorprendente una forma musical móvil, novedosa, que comunica a su poesía un sello inconfundible.
Guillén es, además, un poeta de ancho acento social, el cual vibra desgarradoramente en su verso, sin que éste pierda, por ello, ni una sola de sus características de dignidad creadora y vigor formal.”
La presentación en el Jockey Club de Azul consistió en un amplio recitado de sus poemas. Don Nicolás Guillén regaló a una audiencia ávida de su mensaje los que por entonces eran casi poemas de estreno, puesto que ese mismo año había presentado en todo el mundo hispanoparlante su libro El son entero. Pero además, en complicidad con el auditorio, recitó los poemas casi emblemáticos de sus libros anteriores. Con su voz cavernosa, bien entonada y de dicción perfecta supo captar el interés, la concentración y ganarse el deleite y cerrado aplauso de la concurrencia, que fue muy numerosa por cierto.
Estos datos nos fueron gentilmente aportados por Morena Carús, quien estuvo presente en el recital poético y recuerdó de manera vívida los ribetes de ese encuentro, que ella misma calificó como singularísimo. A ella, precisamente, debemos atribuirle el calificativo de “cavernosa” que utilizamos para definir la voz del cubano, en el recitado de Sóngoro Cosongo. También le debemos a Morena la posibilidad de encontrarnos con la fecha exacta del recital en Azul, gracias al orden minucioso que ha quedado registrado en los libros de actas de la Agrupación Artística Maná.
Lo que no resultó “numeroso” fue el espacio que con posterioridad a la presentación le asignaron los diarios locales. Tanto El Tiempo como Diario Del Pueblo se refirieron en escuetas notas al hecho, de manera amplia y general, sin reflejar para nosotros, la posteridad ávida, el hecho en su magnitud y detalles. Esto demuestra que por entonces quizá no había periodistas especializados en el tema cultural, o bien la urgencia de la noticia diaria no les permitió entender la relevancia que a posteriori, históricamente, alcanzaría esta presentación.
Inclusive los dos diarios, en sendos títulos del día miércoles 1 de octubre, utilizan el mismo calificativo, amplio y genérico. “Fue magnífico el recital brindado anoche por el poeta Guillén”, escribía El Tiempo. En tanto, el título de Diario del Pueblo permite leer hoy en archivo “Fue magnífica la disertación de Guillén”.
El matutino habla de la presencia de numeroso público, y dice
“El admirable poeta Guillén hizo consideraciones sobre el elemento negro en la vida espiritual de su país, cuya fuerza incontrastable y sorprendente belleza mostró, a través del rítmico acento de sus poesías. Hizo el consagrado poeta después consideraciones generales sobre literatura, para luego deleitar al recitar varias poesías del contenido del libro El Son Entero. Reveló el poeta Guillén ser de admirable potencia creadora, de vigoroso acento social, de originalísima e indiscutida personalidad lírica –categorizaba El Tiempo, para cerrar la crónica informando que una vez finalizado el recital, que vuelve a calificar de “magnífico”, como en el título, y asegurar que lo hizo objeto de calurosos aplausos, el poeta fue agasajado con una cena que se sirvió en el Gran Hotel Azul. Y ese es todo el detalle o pormenor que los azuleños de hoy podemos recoger como anecdótico.
Por su parte, el artículo del Diario del Pueblo en el cuerpo de la noticia refiere: “Magníficos relieves alcanzó la disertación que en los salones del Jockey Club ofreciera el poeta cubano Nicolás Guillén, con el auspicio de Maná y la entidad primeramente nombrada, que contó con la presencia de un numeroso y calificado público.
“Comenzó Guillén con su disertación –dice la crónica- en base al tema ‘Recital comentado de mis poemas’, demarcando la influencia que sobre la vida espiritual de Cuba, su patria, tenía el elemento ‘negro’, fuerza pujante y llena de vida, que se había visto injustamente relegada, oprimida, por considerársele una raza inferior.
El orador nos mostró a través del rítmico acento de sus poemas la fuerza incontrastable, la espiritual soberbia, la belleza magnífica... en fin, todo lo que constituye el acervo poético de esa raza oprimida, dolorida por la esclavitud injusta. Se explayó el orador en consideraciones generales sobre la literatura, con autoridad de estudioso y belleza de expresión para deleitarnos luego con la recitación de varias poesías de su libro El Son Entero.
“Fue profunda la impresión que causó Guillén en el público que se vio atraído por la musicalidad exquisita de su poesía, la vigorosa personalidad que trasunta el lirismo de su inspiración, que concurrentes nos dan como fruto una poesía viril y humana.” Y concluye informando también el detalle de la cena ofrecida por las entidades anfitrionas en el Gran Hotel Azul.
La visita de Nicolás Guillén a nuestra ciudad coincide con la cúspide de su carrera poética. Enrique Anderson Imbert en su Historia de la literatura hispanoamericana asegura que El son entero “muestra entero al poeta, cargado con todas las riquezas de sus obras anteriores, pero decidido a seguir su marcha hacia nuevos territorios, más universales, más políticos”. Podría decirse que la obra que presentó en Azul, El son entero, marcó un punto de inflexión en su producción. Así lo dice, de alguna manera, Anderson Imbert en el libro que mencionamos, porque asegura que después de años de silencio Guillén reapareció “sin sorpresas”, en 1958, con La paloma de vuelo popular: “Otra vez la doble faz de agitador político y de lírico tradicionalista”.
“A pesar de su atención a los pobres y humillados, a pesar de su afanosa acogida al folclore, a pesar de sus temas de la vida cotidiana y elemental –reflexiona Anderson Imbert-, Guillén es poeta aristocrático por la fina postura de perfil con que su lirismo corta el aire”.
Siguieron otras publicaciones después, que poco añadieron a la característica general de la poética de Guillén. En la Editorial Losada de nuestro país fueron editadas Elegías (1958) y Tengo (1964). Anderson Imbert opina que “en los últimos años, sintiéndose a sus anchas en el régimen comunista de Fidel Castro, el resentimiento que empezaba a ensombrecer su poesía ha cedido al espíritu travieso, en su libro El Gran Zoo “
Una vida larga y prolífica tuvo don Nicolás Guillén, quien falleció a los 87 años en el país que tanto amó, y luego de haber recorrido gran parte del mundo portando su mensaje de poesía y compromiso ancestral, en el año 1989.